Academy for Women Entrepreneurs (AWE) és un programa de Foment del Treball, el Departamento de Estado de Estados Unidos y el Consulado Americano en el que han podido participar 30 mujeres emprendedoras. El AWE consta de 4 ejes: formación en línea por parte de la Escuela de negocios Thunderbird de la Universidad de Arizona, Masterclasses presenciales, sesiones inspiradoras y la oportunidad de formar parte de la red global AWE con conexiones en todo el mundo.
Con el objetivo de conocer más en detalle los diferentes proyectos empresariales del programa, desde la revista de Foment os acercaremos de primera mano los perfiles de las empresarias que han formado parte de la primera edición de la Academy for Women Entrepreneurs a través de entrevistas con las diferentes profesionales.
Hoy hablamos con Catalina García Quitián, CEO y fundadora de Myrina
¿Qué proyecto presentaste para poder formar parte del programa AWE?
Myrina es el nombre de una guerrera amazona. El mito cuenta que las amazonas cauterizaban uno de sus pechos para poder disparar mejor el arco y la flecha; eran mujeres fuertes, determinadas y uniseno. Es por esta razón que elegí este nombre para mi emprendimiento, una marca de ropa interior inclusiva para visibilizar y normalizar el cáncer de mama. Es decir que hacemos ropa interior para todas las mujeres y que adicionalmente nuestras prendas tienen unas características esenciales para que las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama puedan encontrar en ellas una alternativa bonita, cómoda, versátil y sobretodo funcional para los cambios que afrontan tanto su cuerpo como su vida.
Diseñamos cada prenda desde cero, a partir de las necesidades que nos transmiten las mujeres que se ponen en contacto con la marca o aquellas con las que trabajamos para el desarrollo del proyecto, sobrevivientes de esta enfermedad con mastectomía, reconstrucción y diversas características que han cambiado sus cuerpos.
Esto nos ha permitido diseñar y ofrecer soluciones innovadoras como por ejemplo el sujetador para un solo seno y adaptable para diferentes copas o tallas de senos, dando así respuesta a la diversidad de los cuerpos femeninos.
El proyecto nace con una experiencia personal con el cáncer de mama, que me permitió darme cuenta de la ausencia de ofertas de ropa íntima que promuevan el bienestar de las mujeres y mucho más que las acompañe en su proceso con el cáncer.
Tras un diagnóstico de cáncer de mamá y una mastectomía, mi tía que vive en Colombia me contactó para pedirme si era posible que le ayudara a comprar un sujetador para usar con la prótesis externa y posquirúrgico. Fue ahí cuando me puse a buscar y lo único que encontré fue sujetadores ortopédicos hechos para las prótesis, no para los cuerpos de las mujeres que los visten, rígidos, con diseños antiguos y que realmente no reflejaban la personalidad de mi tía y seguro no ofrecerían ningún posible sentimiento de confort o felicidad a la persona que los usara.
Adicionalmente, los precios eran altísimos. Mi conclusión fue que para las mujeres que han sufrido cáncer de mama la opción era gastar mucho dinero (y más teniendo en cuenta todos los gastos que representa la enfermedad) por sujetadores hechos por hombres para mujeres.
A partir de esto, se generó en mí un sentimiento de malestar y frustración, en el que no podía entender: cómo es posible que esto fuera la realidad que tiene que vivir una mujer que ha pasado por una situación tan delicada como es el cáncer de mama; cómo era posible que la mayoría de las mujeres no estemos al tanto; cómo era posible que la enfermedad tuviera que vivirse como un secreto, a escondidas y casi como una vergüenza; cómo era posible que los discursos trataran de generar culpa o recargar la responsabilidad en la propia mujer por tener cáncer de mama; cómo era posible que las sobrevivientes de cáncer de mama tuvieran que sentirse excluidas y por haber vivido una mastectomía pasar a un colectivo extraño de “seres” más que mujeres que tienen que comprar su ropa íntima en tiendas de ortopedia y dejar de lado las opciones de sentirse cómodas y femeninas; cómo era posible que nadie hiciera nada al respecto; cómo era posible que la ropa intima les generará un problema más en lugar de ayudarles a sanar; cómo era posible que todas fuéramos ajenas a ello y que los senos condicionaran el ser mujer; cómo era posible que tuviéramos que mirar a otro lado o cambiar de tema cuando se menciona el cáncer; cómo era posible que empresas líderes, gestionadas por hombres que no tienen nuestros cuerpos (y no los entienden) determinen incluso nuestros sujetadores; cómo era posible que las marcas de ropa íntima presenten mujeres “perfectas”; que casi son imaginarias y no piensan en las mujeres “reales”; para realizar sus prendas.
Todas estas cuestiones y muchas otras (que aún están ahí corriendo una maratón en mi cabeza) se quedaron dando vueltas en mí y me lancé a promover un cambio. Empecé a trazar un camino y un proyecto, ya que pensé que si nadie lo hacía pues quizás era mi responsabilidad encontrar una solución y ofrecer una alternativa.
Empezamos en el 2019 y con pandemia de por medio, nos hemos plantado en el 2021 con muchas ganas de sacar adelante este proyecto y lograr así que más mujeres puedan encontrar en nosotras una alternativa.
Actualmente, ofrecemos todas nuestras prendas online en nuestra página web www.myrinaworld.com, estamos trabajando en el desarrollo de nuevos diseños, tanto de sujetadores como de trajes de baño. Al mismo tiempo estamos poniendo mucho esfuerzo en un proyecto muy ambicioso de rellenos personalizados.
¿Qué distingue a Myrina de otros proyectos de lencería?
Myrina es una alternativa, que tiene corazón y conciencia, esto hace que sea la primera marca de lencería inclusiva que ofrece prendas para todas las mujeres, sin importar la situación de vida, los cambios que haya tenido su cuerpo o el uso que le quieran dar a un sujetador.
Esto yo creo que es la característica más específica de Myrina, que hacemos prendas para todas las mujeres, es decir que tratamos de borrar tanta segmentación por decirlo de alguna forma, porque al final a las mujeres nos marcan para adquirir prendas y productos según la etapa en la que estamos.
Nosotras con Myrina hacemos sujetadores con características que cubran o recogen la respuesta para las múltiples necesidades que pueden surgir si estamos embarazadas, si tenemos asimetrías mamarias, si cambias de peso, si tienes un solo seno, si llevas prótesis. Creemos que una condición no es excluyente a la otra, simplemente son cambios en nuestra vida y nuestros cuerpos y una prenda diaria como el sujetador debe estar allí para acompañarnos sin necesidad de tener que recurrir a tiendas especializadas ni historias.
Por eso lo llamamos inclusivo y es ahí donde para nosotras la palabra tiene un sentido concreto y creemos que hace parte de nuestro trabajo que lo tenga para todos, porque ahora todo es inclusivo pero normalmente habla de colores, razas y tallas pero deja por fuera la diversidad de vidas, experiencias y cuerpos, que no se reduce a si estas gordita o delgadita sino que también se refiere a que tengas muy poco pecho a que tengas un seno más grande que el otro a que no tengas un seno, etc.
Y la inclusión, creo que es un término que no debería existir, por que si existe es que mal lo hemos hecho porque hemos ido excluyendo por ahí. Pero como ya nos hemos equivocado, hay que corregir por medio de la inclusión que para mí significa generar armonía a través de garantizar bienestar para todos y de promover la diversidad (en todos los aspectos) que hay en el mundo. Por ejemplo, en el caso de Myrina es el acceso a las mismas prendas, a los mismos discursos, al mismo bienestar, sin estereotipos ni distinciones. Borrar estas percepciones de diferencia, rechazo y discriminación, eso es inclusión y permite que se genere igualdad y promueve la información transparente acerca del cáncer de seno, esta enfermedad que afecta a 1 de cada 8 mujeres a lo largo de su vida.
De los cuatro ejes del programa, ¿cuál es el que más te ha ayudado a sacar adelante tu proyecto?
Considero que los 4 ejes han sido muy importantes y se han alimentado los unos a los otros, por lo que al final cada uno de ellos ha colaborado a construir una marca y una empresa con un propósito sólido que nos permita traer bienestar y poner en la agenda pública un tema tan importante como es el cáncer de seno.
La posibilidad de profundizar contenidos por medio de las masterclasses, resolver inquietudes y escuchar las experiencias de toda la red de mujeres increíbles que participaron en esta edición ha sido muy enriquecedor y creo que es muy valioso encontrar foros de este tipo que nos permitan generar networking entre mujeres para construir juntas.
¿Cómo te ha ayudado Foment del Treball a hacer crecer proyecto?
Oportunidad y reconocimiento, esas palabras son claves para mí y son el punto de partida de lo que Foment me ha ofrecido. El sentir que tu proyecto es reconocido que tiene proyección y que tienes la oportunidad de hacer que evolucione gracias a las herramientas que te brindan entidades como Foment, en mi caso han sido como recargar baterías y poner la brújula hacia la dirección que corresponde.
Sobretodo porque muchas veces el profesionalizar nuestros emprendimientos cuesta mucho y con la oportunidad que me ha dado Foment, Myrina se ha orientado y he podido tomar decisiones acertadas para seguir creciendo.
¿Cuáles son los retos de futuro más inmediatos para Myrina?
Pues todo son retos, eso es lo que hace que el proyecto crezca. Ahora mismo diría que para seguir adelante necesitamos consolidar la marca en el mercado, tener un equipo de trabajo idóneo, aumentar ventas y poder desarrollar nuevas líneas de negocio que están en marcha, pero aún no he podido concretar.
Así que para lo que viene, espero que crecimiento estable para poder hacer más cosas. Me encantaría llegar a más mujeres y así poder invertir en hacer más prendas y productos. Poder aumentar las aportaciones que hacemos para investigación de cáncer de mama, además de mejorar todo el tema de Fundación Myrina, por medio de la cual donamos sujetadores a mujeres de escasos recursos, entre otras actividades.
Y lograr que la gente y las empresas se sumen al movimiento health fashion y que cada día podamos hacer más por la salud y bienestar.
¿Qué mensaje darías a las mujeres emprendedoras que tienen una idea pero tienen dudas de ponerla en marcha?
Cooperar para construir, Construir para transformar, Transformar para vivir, Vivir para empatizar, Empatizar para amar, Amar para cooperar y vuelve a empezar. En este caso el orden de los sumandos no altera el resultado, es mi mantra y creo que puede ayudar a todas las mujeres para inspirarse y creer tanto en sí mismas como en otras mujeres.
Porque necesitamos querernos, creernos y aceptarnos más. Las invito a que se lancen a hacer realidad esa idea, que se junten con personas que les puedan guiar, que se organicen para tener una estructura y llevar su proyecto con buen ritmo, el éxito de un proyecto es en sí mismo lograr ponerlo en marcha.
Emprender es una aventura que no es sencilla, pero el mundo necesita muchas mujeres que tomen la iniciativa, que nos hablen claro, que nos cuenten su experiencia, que nos recuerden que juntas podemos generar bienestar para nosotras, para las que vienen y para la sociedad.
Entonces, bienvenidas a emprender y a llenar el mundo de proyectos femeninos.